martes, 23 de marzo de 2010

De ahorcados y colgados

Inmóvil, inerte, colgado yacía el cuerpo de aquel ahorcado, hay quienes dicen haber visto cuando todavía movía a espasmos los pies, cuando el instinto luchaba contra la razón, con la sangre en la boca, con la soga al cuello.

Maria Luisa me avisó, llegó corriendo, gritando, llorando, después, desapareció, algunos dicen que se colgó de un árbol.

Lo conocí tiempo atrás en una cantina, platicando de colgados, de ahorcados; su padre se colgó una noche de verano años atrás.

A mi abuela la colgaron, ocurrió en Salem, era bruja, eso fue lo que dijeron, lo que se cuenta.

Inmóvil, inerte, colgado yace mi cuerpo ahorcado.

J. R. Díaz

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